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1. INTRODUCCIÓN
En el
siglo XVI se inicia en la Iglesia católica un movimiento de reforma
promovido por Lutero (1483-1546) en Alemania y continuado por Calvino
(1509-1564) en Francia y Zuinglio (1484-1531) en Suiza. "Protestaba"
contra ciertos abusos de la Iglesia católica y se pedía una reforma desde
la cabeza (Roma) hasta los miembros. Ningún reformador intentó fundar o
refundar la Iglesia, sino únicamente reformarla.
La
Reforma se apoyaba en tres consignas: solus Christus, sola Scriptura,
sola gratia. Se quería indicar la soberanía total de Dios: la única
mediación de Cristo (1 Tim 2,5) sin necesidad de la intercesión de los
santos, la única autoridad de la Palabra de Dios escrita sin necesidad de
interpretarla de acuerdo con la Palabra de Dios transmitida oralmente y
sin la garantía servidora del Magisterio, y la salvación de Cristo por su
gracia y mediante el bautismo sin necesidad de que nuestras obras agraden
a Dios. Se trataba de resaltar unos aspectos olvidando otros. En
consecuencia, había que dejar el culto a los santos defendido por el
Concilio II de Nicea (787) representado por iconos e imágenes, los
sacramentos que no aparecían claramente en los escritos neotestamentarios
se consideraban solo como acciones de la Iglesia, y la justificación por
la fe hacía innecesarias las obras del cristiano como fruto de la
cooperación humana. Estos aspectos negados por los reformadores fueron,
por tanto, subrayados por el Concilio de Trento (1545-1563).
La
Reforma iniciada en el siglo XVI también se extendió a los países
escandinavos y a las islas británicas, pero no logró penetrar en España,
dada la catolicidad de nuestros reyes y la adhesión del pueblo al Obispo
de Roma, profesándose "católicos, apostólicos y romanos". Hubo algunos
españoles que aceptaron las tesis de los reformadores, por lo que tuvieron
que abandonar nuestro país: el sevillano Antonio del Corro (+ 1591), el
conquense Juan de Valdés (+ 1541), el burgalés Francisco de Enzinas
(+1552) o los pacenses Casiodoro de Reina (+1595) y Cipriano de Valera
(+1602?).
La
Reforma protestante después del siglo XVI se convierte en un abanico de
corrientes según el reformador (luteranos o calvinistas) o algún aspecto a
resaltar (los bautistas, que subrayan la importancia del bautismo de
adultos y su compromiso personal, o los adventistas, que enfatizan la
segunda venida del Señor y su compromiso misionero, aunque estos últimos
no comparten por ahora el compromiso ecuménico).
El
protestantismo se instala en España desde el siglo pasado gracias a la
predicación de extranjeros y a la adhesión inconformista de algunos
católicos. En nuestro país no hubo Reforma sino más bien derivaciones de
la Reforma.
La
Reforma llega a Inglaterra coincidiendo con la controversia matrimonial
entre el Rey Enrique VIII y el Papa en 1534, haciéndose aquél cabeza de la
Iglesia en Inglaterra por el "acta de supremacía". Se mantuvo
sustancialmente la liturgia romana, pero se introdujeron algunos
postulados de la Reforma, dando así origen en el anglicanismo a la via
media entre católicos y reformadores. Se sucedieron, además,
alternancias entre reyes anglicanos y católicos que imponían reformas y
contrarreformas en materia de doctrina y de culto, en la elección y
ordenación de obispos, en vinculación o desvinculación con la Sede romana.
Con la reina Isabel I (1558-1603) y su "acta de uniformidad" se ponen las
bases jurídicas iniciales del anglicanismo.
En
tiempos posteriores, el cristianismo vivido y celebrado en Inglaterra dio
origen a nuevas corrientes: el metodismo, que promueve como método de vida
moral la lectura bíblica, o las asambleas de hermanos, muy independientes
en su organización y rechazo de la institucionalización
eclesial.
La
doctrina del anglicanismo se sintetiza en el llamado Cuadrilátero de
Lambeth: la Biblia como única regla de fe, el símbolo de la fe y los
39 artículos, los sacramentos como celebraciones de fe según el Libro
de oración común, y el episcopado histórico en el que la sede de
Canterbury ejerce una cierta primacía sobre casi una treintena de iglesias
que forman la Comunión anglicana.
El
anglicanismo llega a España tardiamente y por Gibraltar, en parte
explicable si se tiene en cuenta el contencioso colonial desde que fuera
ocupado por Inglaterra en 1704.
Para
completar la visión panorámica de las Iglesias y Comunidades eclesiales de
Occidente separadas de la Sede romana, hay que señalar a la Unión de
Utrecht o vétero-católicos (que se separan en 1724 al no aceptar la bula
Unigenitus que condenaba el jansenismo, y en 1871 por no aceptar
las definiciones del Concilio Vaticano I) y la Hermandad de san Pío X o
los lefebvrianos (que se separan en 1988 por no aceptar algunas enseñanzas
del Concilio Vaticano II).
2. PRESENCIA EN ESPAÑA
La
presencia de cristianos vinculados a Iglesias o Comunidades eclesiales de
Occidente, nacidas o derivadas de la Reforma protestante y del
anglicanismo, hay que situarla en la segunda mitad del siglo XIX,
coincidiendo con periodos de mayor tolerancia religiosa propiciada por las
constituciones españolas de la época. La Constitución española de 1869
puede considerarse como punto de partida, cuando se garantizan las
Confesiones no católicas practicadas por extranjeros o incluso por
españoles (art. 21), abriéndose los primeros templos protestantes en
Mahón, Sevilla y Madrid.
Se
sucedieron periodos alternos de tolerancia e intolerancia que terminan con
el reconocimiento de la actual Constitución española (art. 16.3), tanto
para la Iglesia católica como para otras Confesiones. Ello significa que
la presencia acatólica ha ido creciendo en número y en reconocimiento
legal: para ello ha tenido que constituirse la FEREDE (Federación de
Entidades Religiosas Evangélicas de España) como cauce que aglutina la
familia protestante y que sirva de diálogo con el Estado español (10 de
noviembre de 1992).
Por otra
parte, aunque el protestantismo en España ha alcanzado la categoría de
"notorio arraigo" por su ámbito y por el número de creyentes, se precisa
la inscripción en el Registro de Entidades Religiosas de todas y cada una
de las Confesiones cristianas, con independencia de estar unidas o no en
la FEREDE.
Señalamos las Confesiones cristianas más relevantes en nuestro país
y según su vinculación protestante o anglicana:
2.1. Iglesia Evangélica Española
Se trata
de la Iglesia más relevante de tipo reformado y presbiteriano. En 1869
tiene lugar la primera asamblea de la entonces denominada Iglesia
Reformada Española, que en 1871 se denominará Iglesia Cristiana Española y
en 1897 Iglesia Evangélica Española, de régimen presbiteriano. Ya en 1880
se había escindido un grupo al adoptar el régimen episcopal, denominado
Iglesia Española Reformada.
La
estructura, por tanto, de la Iglesia Evangélica Española es presbiteriana
(dividida actualmente en ocho presbiterios y un consejo regional) y
sinodal (regida por un sínodo o asamblea general como expresión máxima de
su autoridad). Todas las congregaciones locales conforman la Iglesia
Evangélica Española, que se inspira en la reforma protestante.
Entre
sus principales actividades cabe señalar el culto dominical mediante la
predicación y a veces la celebración de la Santa Cena, el ejercicio de la
caridad o "Diaconía", su vocación ecuménica o búsqueda de la unidad
eclesial en la persona de Cristo y relaciones fraternas entre cristianos
de distintas Iglesias.
2.2. Iglesias Bautistas
El
primer templo bautista en Madrid data del 10 de agosto de 1870,
extendiéndose los bautistas por Levante y Cataluña con la ayuda de
misioneros americanos. En 1922 se abre el primer seminario bautista en
Barcelona, aunque actualmente está en Alcobendas (Madrid).
El
bautismo de los creyentes es el rasgo que más caracteriza a estas
iglesias: la espiritualidad personal y la conversión interior, en
consonancia con los postulados de la Reforma y especialmente de los
anabaptistas, que insistían en re-bautizar a los niños. Un movimiento con
características similares son los mennonitas, impulsados por el sacerdote
holandés Menno Simons (1496-1561). Para los bautistas la experiencia
personal del bautizado cuenta más que la tradición eclesial, aunque su
posición ante el ecumenismo inicialmente reticente es cada vez más
favorable.
Aunque
el Bautismo y la Cena son símbolos, insisten en la gratuidad de la
salvación como iniciativa de Dios y en la libertad religiosa como don de
Dios. Su estructura es congregacional y autónoma, y casi todas las
congregaciones bautistas integran la UEBE (Unión Evangélica Bautista de
España), creada en 1922 como forma de estrechar lazos fraternales y
actuación conjunta.
2.3. Asambleas de Hermanos
Su
origen hay que situarlo en el año 1825 en Plymouth (Inglaterra), en que
diversos cristianos se congregan para la oración y estudio bíblico, y como
protesta por la subordinación del anglicanismo al Estado. Uno de sus
principales promotores fue John Nelson Darby (1800-1882), ex ministro
anglicano.
En 1848
se produce una escisión porque los "darbistas" excluían de la Cena del
Señor a los "plimutistas": en el fondo estaba latente el sentido de su
organización, ya que los primeros propugnaban la interdependencia de las
congregaciones y los segundos la total independencia.
Doctrinalmente las Asambleas de Hermanos se inspiran en la Reforma,
y celebran la Cena del Señor el domingo con sentido únicamente simbólico.
Dan mucha importancia a la predicación y a los estudios bíblicos.
Actualmente tienen una organización muy independiente y congregacional,
con un consejo de ancianos como órgano colegial, y aunque no son
partidarios de federaciones, las congregaciones tienen estrechas
relaciones fraternales.
2.4. Iglesia Española Reformada
Episcopal
Fruto de
la escisión de la Iglesia Cristiana Española en 1880 surge la Iglesia
Española Reformada que adopta el régimen episcopal y así se denomina hasta
hoy. Quien modeló esta Iglesia fue el sacerdote católico Juan Bautista
Cabrera (1837-1916): tras abandonar la Iglesia católica y en contacto con
el anglicanismo fue nombrado en 1869 presidente de la entonces Iglesia
Cristiana Española, y sería el primer obispo de la Iglesia Española
Reformada Episcopal desde 1894.
La
doctrina de la Iglesia Española Reformada Episcopal se consigna en las 38
bases aprobadas el 22 de febrero de 1883, aunque corregidas
posteriormente. La liturgia data de 1881, también reformada especialmente
en 1954 y que es deudora del anglicanismo y éste a su vez de la liturgia
romana. Actualmente quiere ser la liturgia mozárabe o hispana, como nota
característica.
Desde
1969 acepta el ecumenismo, y el 2 de febrero de 1980 se integra en la
Comunión anglicana, formando una sola diócesis todo el territorio
español.
2.5. Iglesia de Inglaterra en
España
Se trata
del anglicanismo doctrinalmente histórico presente en España. Propiamente
es una Iglesia compuesta por ingleses, con varias capellanías al servicio
religioso residentes o turistas y diplomáticos. La
Iglesia de Inglaterra en España forma parte de la diócesis anglicana de
Europa, creada en 1988.
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