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ESTAMBUL, lunes, 19 abril 2004 (ZENIT.org).-
«El espíritu de reconciliación es más fuerte que el odio». Con esta frase, el
patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, resumió el pasado 13 de
abril el espíritu que une la Iglesia ortodoxa con la Iglesia católica en el
momento actual.
El patriarca hizo esta declaración en la visita, calificada por él mismo de
«jornada histórica», que el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyón, le
hizo el pasado 13 de abril, ochocientos años después de la cuarta cruzada, hecho
histórico por el cual Juan Pablo II ya pidió perdón en su visita a Atenas en
mayo de 2001.
La cuarta cruzada (1204) es recordada por el pillaje o «saqueo de
Constantinopla», que católicos latinos hicieron de iglesias y palacios
bizantinos.
Bartolomé I hizo saber al primado de Galia que «el espíritu de reconciliación en
el Resucitado» «nos incita a obrar a favor de la reconciliación de nuestras
Iglesias».
El arzobispo francés estuvo acompañado por monseñor Gérard Daucourt, obispo de
Nanterre y amigo del Patriarcado Ecuménico a raíz de su servicio en el Consejo
Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Santa Sede.
El patriarca ecuménico agradeció a los dos representantes de la Iglesia católica
en Francia el «que hayáis decidido compartir con nosotros la pena y los dolores
del octavo centenario del trágico acontecimiento de la toma de Constantinopla
por los cruzados, el 13 de abril de 1204».
«Este acontecimiento marca la memoria del pueblo bizantino, agrava el desgarro
del manto del cuerpo de Cristo y instaura entre los ortodoxos un clima de
sospecha ante la Iglesia católica», afirmó el líder ortodoxo.
Sin embargo, «el espíritu de reconciliación es más fuerte que el odio»,añadió
Bartolomé I.
Por ello, según se lee en el comunicado en griego del
Patriarcado de
Constantinopla, el patriarca
insistió en «la necesidad de un diálogo continuado entre las dos Iglesias y de
un testimonio cristiano común en Europa».
Bartolomé recordó el abrazo entre el Papa Pablo VI y el patriarca ecuménico
Atenágoras en 1964, por primera vez después de mil años de separación entre
Oriente y Occidente, y consideró que la visita del cardenal Barbarin está
«impulsada por el mismo espíritu».
Por su parte, el cardenal Barbarin se dirigió al patriarca «como a un hermano
querido y profundamente respetado».
«Hemos venido precisamente a Constantinopla en el octavo centenario de un
acontecimiento dramático, el del saqueo inhumano de la ciudad por parte de los
cristianos latinos, para asegurar el libre acceso al sepulcro de Jesucristo».
«Es una herida profunda que los cristianos de Occidente han infligido a sus
hermanos de la villa imperial (Constantinopla), puente entre Europa y Asia,
testimonio de varios concilios», dijo con pesar el cardenal Barbarin, que apeló
al perdón.
«Acogemos con gratitud y respeto vuestro gesto cordial para que la cuarta
cruzada no sea más una piedra en el camino entre nuestras dos Iglesias»,
manifestó finalmente el patriarca, que según algunas fuentes podría visitar al
Papa el 29 de junio en Roma.
Es habitual que Roma y Constantinopla se intercambien visitas: el 30 de
noviembre, san Andrés, una delegación papal visita el patriarcado de
Constantinopla, y el 29 de junio, lo hace una delegación del patriarcado.
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